jueves, 7 de mayo de 2009

SABIÑÁNIGO


HIJOS DEL LINDANO

Yo era de aluminio; otros eran de energías, de la fosforera, de la renfe, según dónde trabajara tu padre. No recuerdo que a ningún niño le dijeran que era de inquinosa. El año que murió Franco abrieron en mi pueblo una fábrica más: Inquinosa. En un pueblo industrial, como Sabiñánigo, fue una buena noticia. Más empleo, más fábricas, más progreso. Duró quince años. Nos acostumbramos al olor, a los pesticidas, al lindano, al FICH, al HCH, a los vertidos en Sardas y Bailín. Mi padre pescaba truchas, cuando no se morían por la contaminación. A mi padre le hicieron una traqueotomía, le echamos la culpa a los Celtas, a los Celtas cortos sin boquilla. Cuando pasábamos los del pueblo por las fábricas, con los libros y carpetas del instituto, no tosíamos; los de Biescas y pueblos cercanos se ponían la mano en la boca a modo de máscara y tosían: los considerábamos más débiles, más de pueblo. Como al ecologista que abría las jaulas de los vecinos para que escaparan los pájaros, y que denunciaba la contaminación del lindano. Ahora el Gobierno de Aragón pretende la descontaminación total -dicen total- de los vertederos de Bailín y Sardas. Debajo del vertedero de Bailín pasa el túnel que recorría en bicicleta, sin luces, con ilusión, abrigado por el frío y el lindano. El otro vertedero, el de Sardas, provoca fugas de lixiviados organoclorados (o sea, lindano) que van a dar al Gállego, que va a dar al Ebro, que va a dar al Mediterráneo, que no queremos que de al morir. Inquinosa cerró en 1989 y ahora las fábricas van a menos, en mi pueblo. Ahora hay un parque temático, el Pirenarium, un campo de golf, la carrera Quebrantahuesos y se quieren borrar los malos olores, los pesticidas, el lindano, los túneles, la nicotina, la contaminación, los residuos tóxicos, la ceniza de las rosas.

Eduardo Martínez Carnicer. http://liber.lacoctelera.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario